30 octubre 2008

Historia de las Indias: Preguntas generales

1. ¿Cómo se problematiza la cuestión de la narrativa lógica y fidedigna en la Historia de las Indias? ¿Cómo influye el género (la narrativa histórica) en la cuestión de fiabilidad?

2. Pensando en la fuerte crítica que Las Casas ofrece a la Historia general de Oviedo, ¿parece lógico o hipócrita el argumento de Las Casas?

3. Según Las Casas, ¿cuál es la única perspectiva histórica totalmente aceptable? ¿Por qué? [la perspectiva cristiana, porque no presenta contradicciones—sólo hay un plan, y el historiador fiable puede ver a Dios en ese plan]

4. ¿Cómo define Las Casas la mentira en los textos de Oviedo y los demás? ¿Cómo define la verdad (en su propio texto o en general)?

5. Refiriéndose a la hoja de Kraudy Medina, ¿en qué consiste el humanismo de Las Casas?

6. ¿En qué consiste la visión utópica de Las Casas?

Historia de las Indias: Guía de lectura

Aquí tienen una guía de lectura para los varios capítulos que se han estudiado en este blog.

Prólogo
1. ¿Cuáles son algunas de las razones por las que se escriben las historias, según LC?
2. ¿Qué defectos observa LC en los escritos de lo cronistas clásicos? ¿Qué motivos tenían estos cronistas por escribir las historias erróneas?
3. ¿Qué daños pueden causar, según Isócrates, los autores que engañan con sus escritos? ¿Por qué señala esto LC?
4. ¿Por qué es importante para LC la veracidad histórica? (Piense en la función de las historias como herramienta didáctica.)
5. ¿De qué modo emplea LC los autores clásicos como ejemplos positivos y negativos?
6. ¿Para qué se pusieron a escribir ciertos autores clásicos como Marco Catón, Dionisio, Halicarnaseo y Josepho? ¿Y los autores cristianos? ¿En qué sentidos es LC parecido a estos autores?

Libro I, Cap. VI
1. ¿De qué modo emplea LC los escritores clásicos? ¿En qué sentido puede ser humanista este empleo de los autores y sus textos?
2. ¿Con qué fin emplean Colón y otros navegantes los textos clásicos? ¿Podemos decir que su uso de los mismos textos es también humanista?

Libro I, Cap. XV y XVI
1. Vemos en este fragmento lo que es una de muchas referencias al historiador Gonzalo Hernández de Oviedo. ¿Cómo se burla LC de Oviedo? ¿Con qué fin?
2. Como humanista, ¿por qué le resulta tan ofensivo el hecho de que Oviedo no sabe latín?

Libro I, Cap. XXI
1. ¿En qué sentidos son utópicas las descripciones de este capítulo de los Canarios?

Libro I, Cap. CXLI-CXLII
1. ¿En qué textos se basa la ubicación del Paraíso terrenal?
2. Según los textos citados en estos capítulos, ¿en qué consiste el Paraíso terrenal?

Libro I, Cap. CXLIII
1. ¿Cómo se describe la mesa de sol, uno de los otros posibles lugares donde se hallara el Paraíso terrenal? ¿En qué sentidos es utópico este lugar?
2. ¿En qué otros lugares se veía la posibilidad del Paraíso terrenal?
3. ¿Qué papel tuvieron los textos clásicos en señalar o destacar estos lugares?

Libro I, Cap. CXLIV
1. ¿En qué medida se emplean la filosofía y la astrología para situar el Paraíso? ¿Qué autores parecen haber sido importantes?
2. ¿Cómo se establece un orden jerárquico en el Paraíso?

Libro I, Cap. CXLV
1. ¿Qué aspecto del Paraíso se comenta y se problematiza en este capítulo? ¿Qué explicaciones se ofrecen a través de los escritos clásicos?

Libro II, Cap. XVII
1. ¿Por qué nos puede ofrecer LC una descripción tan detallada de las atrocidades cometidas contra los indios?
2. LC dice en cap. 17 “Todas estas obras…no creyéndome a mí mismo…” ¿Cómo problematiza este pasaje la posición de LC como testigo ocular? Si no se cree a sí mismo, ¿cómo puede justificar su argumento contra Oviedo?
3. Cuando dice al final del cap. 17 “Todo esto yo lo vi con mis ojos corporales mortales”, ¿Qué implica su uso de la palabra mortal? ¿Se puede ver esto como una excusa por su visión parcial?

Libro III
1. ¿Qué parecen los mayores argumentos de LC contra Oviedo y su Historia general?
2. ¿Qué cosas se le acusan a Oviedo?
3. ¿Cómo emplea LC el texto de Oviedo como arma retórica contra él? ¿Qué inconsistencias o hipocresías se subrayan?
4. ¿Qué faltas de lógica se ponen a relieve en cuanto a la Historia general de Oviedo?
5. ¿Cómo defiende a los indios LC a través de su ataque a Oviedo?

Las Casas contra Oviedo: Parte II

En las secciones de su Historia de las Indias que critican el argumento de Oviedo, el tono de Las Casas se basa mucho en el estilo de ese cronista. Aquí veremos que imita a Oviedo en su proemio y lo hace irónico: Oviedo describe el Nuevo Mundo como un lugar maravilloso con muchas posibilidades y riquezas para los españoles; Las Casas lo describe como un mundo de pecado y catástrofe causado por los españoles y su abuso de los indios.

Oviedo: Proemio a la Historia general y natural de las indias
«¡Cuántos valles, e flores, llanos y deleitosos! ¡Cuántas costas de mar con muy extendidas playas e de muy excelentes puertos! ¡Cuántos y cuán poderosos ríos navegables! ¡Cuántos y cuán grandes lagos! ¿Cuántas fuentes frías e calientes, muy cercanas unas de otras! ¡E cuántas de betum e de otras materias o licores! ¿Cuántos pescados de los que en España conoscemos, sin otros muchos que en ella no se saben ni los vieron! ¿Cuántos mineros de oro e plata e cobre! ¡Cuánta suma preciosa de marcos de perlas e uniones que cada día se hallan! ¿En cuál tierra se oyó ni se sabe que en tan breve tiempo, y en tierras tan apartadas de nuestra Europa, se produciesen tantos ganados e granjerías, y en tanta abundancia como en estas Indias ven nuestros ojos, traídas acá por tan amplísimos mares? Las cuales ha rescebido esta tierra no como madrastra, sino como más verdadera madre que la que se las envió: pues en más cantidad e mejor que en España se hacen algunas dellas, así de los ganados útiles al servicio de los hombres como de pan, y legumbres, e frutas, y azúcar, y cañafistola; cuyo principio destas cosas, en mis días salió de España, y en poco tiempo se han multiplicado en tanta cantidad, que las naos vuelven a Europa a la proveer cargadas de azúcar, e cañafistola y cueros de vacas: E así lo podrían hacer de otras cosas que acá están olvidadas e aquestas Indias, antes que los españoles las hallasen, producían e agora producen, así como algodón, orchilla, brasil, e alumbre, e otras mercadurías que en muchos reinos del mundo las desean y serían grande utilidad para ellos. Lo cual nuestros mercaderes no quieren, por no ocupar sus navíos sino con oro, e plata, e perlas, e las otras cosas que dije primero.»

Las Casas: Prólogo de la Historia de las Indias
«Resta, pues, afirmar con verdad, solamente moverme a dictar este libro la grandísima y última necesidad que por muchos años a toda España, de verdadera noticia y de lumbre de verdad en todos los estados della cerca deste Indiano Orbe, padecer he visto; por cuya falta o penuria ¡cuántos daños, cuántas calamidades, cuántas iacturas, cuántas despoblaciones de reinos, cuántos cuentos de ánima, cuántos a esta vida y a la otra hayan perecido y con cuánta injusticia en aquestas Indias; cuántos y cuán inexpiables pecados se han cometido, cuánta ceguedad y tupimiento en las conciencias, y cuánto y cuán lamentable perjuicio haya resultado y cada día resulte, de todo lo que ahora he dicho, a los Reinos de Castilla! Soy certísimo que nunca se podrán numerar, nunca ponderar ni estimar, nunca lamentar, según se debría, hasta en el final y tremebundo día del justísimo y riguroso y divino juicio.»

Las Casas contra Oviedo: Parte I

En su Historia de las Indias, Las Casas ataca directamente a Oviedo por sus graves errores y aun cuestiona su carácter moral y su mera sabiduría. Dice que Oviedo disimula e imagina muchas cosas en su Historia general que no son para nada verdaderas. Oviedo se considera un testigo personal de lo que relata (un “cronista real”)—entonces Las Casas dice que si esto fuera verdad, Oviedo no debería de haber contado su historia como la cuenta en su libro. Concluye con dos opciones: a) Oviedo es un pecador, ciego a la verdad, o b) Oviedo cuenta la historia sabiendo que es falsa. (Libro III)

Además, Las Casas compara la obra de Oviedo con la tradición griega, que para los humanistas como Las Casas era una distorsión poética de la verdad (por eso dice que los griegos y Oviedo producen “fábulas” y “ficciones”). Los capítulos XV y XVI del Primer Libro revelan sus comentarios respecto a la falta de veracidad y autoridad de historiadores que habían escrito antes sobre las Indias, especialmente Oviedo:

«[…] [y una cosa es hablar los poetas de las Gorgonas mujeres, y otra de las Gorgonas islas]. Muchas y en muchas cosas Oviedo alega libros y autoridades que él nunca vió ni entendió, como él no entienda ni sepa latín, y así parece que hizo en ésta […]»

Historia de las Indias: Libro III Cap. CXLII-CXLVI

Estos capítulos sirven como un manifiesto de argumentos contra Oviedo y su Historia general, el cual emplea Las Casas como herramienta para defender a los indios.

«[…] no parece sino que su fin último y bienaventuranza de escribilla no fue otro más de para totalmente infamallos [los indios] por todo el mundo, como ya su Historia vuela, engañando a todos los que la leen y poniéndolos, sin por qué ni causa alguna, en aborrecimiento de todos los indios; y que no los tengan por hombres, y las horrendas inhumanidades que el mismo Oviedo en ellos cometió, y los demás sus consortes, las haga excusables»

«Y es cosa de admiración con cuántas y cuáles palabras, de arrogancia plenísimas, procura en el prólogo de su primera parte persuadir primero al Emperador y después a todos los leyentes, no salir un punto de la verdad en toda su Historia, diciendo que su Historia será verdadera y desviada de las fábulas que otros escritores escribir han presumido en España, a pie enjuto, que no lo vieron, sino que por oídas lo supieron, como si él hobiera visto lo que escribió desta isla y de las demás, y no escribiera estando muchos años morador en esta ciudad de Santo Domingo, que no es menos que si escribiera morando en Sevilla; solo vido y se halló y participó en las tiranías y destruición de aquella Tierra Firme cinco años que en ella estuvo, según arriba queda dicho»

«Dice [Oviedo] que son viles y cobardes; los hombres no son viles por ser humildes, pacíficos y mansos como éstos eran, sino por ser deshonestos y llenos de vicios y pecados, y en esto Dios sabe la ventaja que les llevamos […] Que sean cobardes, no es absolutamente vicio, sino cosa natural, y procede la cobardía de benignidad y de nobilísima sangre, por no querer hacer mal a nadie ni recibillo […]»

«Pero Oviedo no advertía, como era uno dellos, que por sólo el pecado original, sin que otro pecado tuvieran, justamente y sin hacerles injuria, podía Dios asolar todas estas Indias, cuanto más por otros muchos actuales que tuvieron, pero no se nos da licencia para que por eso los menospreciemos, ni los robemos, ni matemos, porque ¡guay de nosotros cuando fuéremos de los robadores y matadores dellos, y por malos ejemplos, habiéndolos de traer a Cristo por los buenos, los corrompiéremos, y de su salvación fuéremos impedimento!»

Historia de las Indias: Libro II Cap. XVII

En esta sección Las Casas nos relata las atrocidades cometidas contra los indios, parecidas a las que encontramos en la Brevísima relación.

«Estaba el capitán general en un aposento, apartado de allí alguna distancia, donde también oía sus dolorosos gemidos y gritos lamentables, y porque de cilios recibía pena, o por quitalle el reposo o quizá de lástima y piedad, envió a mandar que los ahogasen; pero el alguacil del real, que ejecutaba la inicua sentencia y era el verdugo de aquel acto, hízoles meter palos en las bocas, porque no sonasen ni oyese el capitán los alaridos y gemidos que daban, y así se quemasen abrasados, como si le hubieran muerto a todo su linaje. Todo esto yo lo vide con mis ojos corporales mortales»

Historia de las Indias: Libro I Cap. CXLIV

Más descripciones del Paraíso se hallan en este capítulo cuando vemos más del empleo de los filósofos y teólogos. Además, se puede notar la presencia de la astrología para explicar la posible ubicación del Paraíso.

«No faltaron algunos otros que sintieron estar el terrenal Paraíso a la parte austral de Mediodía, pasados ambos trópicos, y para persuadirlo trajeron algunas razones no fuera de razón, y principalmente hacen esta razón, y es la misma que arriba, cap. 143, trujimos de Sancto Tomás: a la más noble parte de la tierra, como es el Paraíso terrenal, débensele, según toda orden y razón natural, la cual guarda siempre la divina Providencia, la más noble parte del cielo, pues la más noble parte de toda la redondez de la tierra es el Paraíso terrenal, como arriba se ha visto, y abajo, de aquí a poco, en el cuarto artículo, se verá; luego el Paraíso terrenal está situado y constituido en la parte del mundo austral»

«Que se le deba la más noble parte del cielo a la más noble parte de la tierra, pruébase lo primero por el Filósofo en el IV de los Físicos, que el lugar y lo que se ha de poner en él han de ser ambas a dos cosas proporcionadas: Locus et locatum debent proportionari. Lo segundo, se prueba porque la nobleza, bondad, fertilidad y felicidad de la tierra, no le viene a la tierra principalmente, ni procede sino de las nobles y felices influencias de las estrellas y aspecto favorable y benévolo del cielo […]»

«En las civiles o inanimadas o ayuntamientos naturales de las gentes, también lo habemos experimentado y cada día vemos las ciudades que son cabezas de los reinos, cuánto más excelentes edificios y fuerzas, cuánto más labores y adornos tienen, cuánto más privilegiadas y ennoblecidas y exentas de pechos, cargas y servicios y derechos suelen ser por los príncipes. Pues las civiles animadas, como entre los hombres, no es menester tardar en esto más, como veamos cuán más nobles y dignos son los que rigen, los magistrados, los príncipes, los reyes, no por más sino por ser cabezas de los pueblos; por manera, que en las cosas naturales y en las artificiales y en las civiles inanimadas y animadas, y, finalmente, en todas las cosas criadas, las cabezas son las más nobles, de más virtud y más dignas»

Historia de las Indias: Libro I Cap. CXLV

Esta parte del texto trata de la posible grandeza y capacidad del Paraíso como lugar habitable. Además, vemos más descripción de lo que está en el Paraíso, según los autores clásicos.

«Cuanto a lo tercero que dije en el cap. 141, que entendía tratar, conviene a saber, de la grandeza o tamaño y capacidad del Paraíso, esto parece que es lo más probable: que aquel lugar del Paraíso es muy grande, porque están en él inmensidad de árboles de todos géneros y de todas especies, con toda amenidad y frescura; es también el río que riega todo el Paraíso muy grande, y dél se reparten los cuatro ríos poderosos que arriba se han nombrado, y esto por fuerza es que requiera lugar de capacidad grande»

«Y por concluir con esta intinción cerca de lo cuarto que arriba en el cap. 142 prometí, digo, que de las cualidades del Paraíso dicen los Sanctos maravillas, porque en él había copia de todos los bienes que pueden al hombre para su consuelo, gozo, alegría y felice vida, en cuanto al cuerpo, convenir, de tal manera, que ninguna cosa pudiese desear que no la tuviese, ni aborrecer que no estuviese ausente dél, según Sant Agustín, libro XIV, cap. 10, De civitate Dei […]»

Historia de las Indias: Libro I Cap. CXLIII

En este capítulo Las Casas relata la historia de la llamada Mesa del Sol, uno de los otros sitios posibles del Paraíso.

«Pues como el Paraíso haya de tener el más templado y felice lugar que se pueda hallar en la tierra, según que arriba se ha visto, parecíales que allí debía estar situado el Paraíso terrenal, y confírmase por esta razón, y sea la segunda, porque en la línea equinoccial, o cerca della, entre los trópicos, que se llama, según Virgilio, en el primero de las Geórgicas, y Sant Jerónimo en la Epistola ad Paulinum, al principio, la Mesa del Sol, está la ciudad de los filósofos, nombrada Arim, y otros lugares cuyos habitadores todos, por la mayor parte, se ocupan en ciencia de Astrología y en especular los secretos de las cosas naturales»

«También hace a la prueba de lo arriba dicho, lo que refiere Sant Anselmo en el libro I, cap. 22, De imagine mundi, [concuerda Sant Augustín, sobre Genesim, ad literam, libro V, cap. 10]; el cual dice, que el agua, de las fuentes y ríos del mundo, dulce, de la fuente y cuatro ríos del Paraíso procede, y que al abismo, que es la madre de donde la dicha fuente nace, otra vez se torna; la cual, puesto que por todos los mares ande, no, empero, con el agua de la mar se mezcla, sino que como el agua dulce sea liviana, corre por encima de la salada, que es pesada, y por el discurso suyo, secreto, se torna […]»

Historia de las Indias: Libro I Cap. CXLI-CXLII

En esta serie de capítulos se comenta la ubicación del Paraíso terrenal, la cual se basa en diversos textos clásicos. Además, nos ofrecen un panorama de descripciones, el cual nos da unas descripciones distintas de lo que constituye este Paraíso.

« Cuanto a sospechar que podía ser que el Paraíso terrenal estuviera en parte de aquella región, tampoco el Almirante opinaba fuera de razón, supuestas las novedades y mudanzas que se le ofrecían, mayormente la templanza y suavidad de los aires y la frescura, verdura y lindeza de las arboledas, la disposición graciosa y alegre de las tierras, que cada pedazo dellas parece un paraíso, la muchedumbre y grandeza impetuosa de tanta agua dulce, cosa tan nueva; la mansedumbre y bondad, simplicidad, liberalidad, humana y afable conversación, blancura y compostura de la gente»

«[citando a Colón] [Algunos gentiles quisieron decir por argumentos que él era en las islas Fortunadas, que son las Canarias, etc.]; Sant Isidro y Beda y Strabón y el Maestro de la Historia escolástica y Sant Ambrosio y Scoto y todos los santos teólogos conciertan que el Paraíso está en el Oriente […]»

«[…] cuatro cosas cerca dello [el Paraíso] quiero aquí, declarando algunas que toca el Almirante, decir: la una, lo que por los autores de la altura del Paraíso terrenal, se dice; la otra, en qué sitio, región o parte de la tierra está, o si en isla o en tierra firme: la tercera, de la grandeza o tamaño y capacidad dél; la cuarta, de las calidades (algunas, empero) que al propósito hacen, tenía y hoy tiene»

Historia de las Indias: Libro I Cap. XXI

Las Casas comenta la historia de los Canarios en base a la Historia portoguesa, la cual relata las costumbres de la gente nativa.

« Los moradores y naturales de Gran Canaria tenían dos hombres principales que los gobernaban; a uno llamaban rey e a otro duque»

« Estos enseñaban al pueblo lo que habían de creer y obrar cerca de su religión y de las cosas que tocaban a la conversación de los otros hombres, y ninguna cosa les era lícito creer ni hacer, más ni menos de lo que aquellos ciento y noventa les notificaban que debían obrar y creer: tenían conocimiento de un Dios y Criador de todas las cosas, el cual daba galardón a los buenos y pena a los malos, y en esto concordaban todos los de aquellas islas, puesto que en los ritos y ceremonias discordaban»

«Estas gentes se distinguían en ocho o nueve linajes o bandos; cada uno tenía su propio rey e, muerto aquel, elegían otro. Al tiempo que querían enterrar el rey muerto, habíalo de llevar a cuestas el más honrado del pueblo y enterrarlo, y, puesto en la sepultura, todos a una decían a voces: «¡vete a la salvación!»»

«[…] no parece que los canarios era gente tan bestial como había oído el Petrarca, y lo que cerca dellos y de sus costumbres dicen los historiadores portogueses parece deberse creer, pues los portogueses al principio los comunicaron»

Historia de las Indias: Libro I Cap. VI

Este capítulo del primer libro sirve para mostrar cómo se emplearon los textos clásicos no solamente para ubicar las Indias, sino también para ver si fuera una zona habitable.

«Por las razones arriba dichas [hablando de la habitabilidad y la ubicación geográfica de la zona], parece que Cristóbal Colon pudo razonablemente moverse a creer que podía descubrir las Indias por la parte del Occidente, como parece en el capítulo próximo pasado, allende las cuales pudo muy bien animarse a lo mismo por las opiniones de muchos y notables antiguos filósofos que hobo de tres partidas del mundo ser habitables»

«Esta tórrida zona es el espacio que hay del trópico de Cáncer o Cancro al de Capricornio, que son 47 grados de latitud, y ésta es una de cinco en que la tierra toda los antiguos dividieron, como fué Pitágoras y Homero y todos los que en Egipto filosofaron»

«Da otra razón Ptolomeo en el libro De la disposición de la esfera, que es introductorio al libro del Almagesto, y dice: que debajo de ambos a dos trópicos, estivo y hiemal, habitan dos géneros de etíopes o negros, y confírmalo por lo que dijo cierto poeta, que se decía Brices, el cual introducía a Homero que decía, y son palabras de Ptolomeo»

«Por este impedimento y por montes inaccesibles y por desiertos grandes fue dificultosa y rara la pasada de aquellas partes a estas, pero no imposible; y así se entiende lo que los filósofos que no habían visto quien hubiese escrito de aquella habitación cosa alguna, según dice Alberto en aquel susodicho libro [De natura loci]; finalmente, basta para que Cristóbal Colon se moviese a buscar por aquellos mares las dichas tierras, tener por sí tan probables y dignos testigos»

Historia de las Indias: Prólogo

En esta primera sección de la obra Las Casas establece las premisas y los motivos por escribir su historia a través de las historias anteriores de los autores clásicos, señalando no solamente lo valioso y lo erróneo, sino también la importancia de la veracidad histórica.

Al inicio, el fraile se refiere a las Hebraicas Antigüedades de Josepho para establecer las razones por las que se escriben las historias:
1. Para ganar fama y gloria a través de la buena elocuencia
2. Para servir y agradar a los Príncipes, a veces «excediendo los límites de la virtud, su tiempo y vigilias»
3. Para comunicar por necesidad del historiador «las cosas que por sus propios ojos vieron y en se hallaron presentes» para defender la verdad, que «por dictámen de la ley natural todos los hombres deben ser defensores»
4. Para ser útiles como obras didácticas


Las Casas ejemplifica los primeros dos de estos motivos al referirse a los coronistas griegos, cuyos defectos eran ser «verbosos, eleocuentes, abundantes de palabras, amicísimos de su propia estima y particular honor» y mezclar «fábulas y erróneas ficciones».

En varios momentos del prólogo, el fraile señala los peligros de las historias engañosas para los reinos cuando menciona Isócrates: «Ninguna pestilencia más perniciosa puede ofrecerse a los príncipes, según sentencia de Isócrates, que los aduladores o lisonjeros; porque quien al rey engaña con palabras blandas y suaves y a la sensualidad sabrosas, loándole lo que no debe, o induciéndolo por ellas a lo que desviarlo debría, todo el estado del rey lo destruye y, en cuanto en sí es, lo aniquila […]»

Se enfatiza la importancia de la veracidad histórica, algo que parece ser una de las grandes obsesiones de Las Casas en este texto y en la Brevísima relación. «Ejemplo de esto ya en el mundo sabemos haber acaecido, y porque las historias, así como son utilísimas al linaje de los hombres (según más parecerá) también, no siendo con verdad escritas, podrán ser causa como los otros defectuosos y nocivos libros, pública y privadamente, de hartos males, por ende no con menor solicitud deben ser vistas, escudriñadas y limadas, antes que consentidas salirse a publicar»

«Con justa razón deben los hombres grandes gracias a los que se ocupan en escribir las cosas pasadas, porque aprovecharon siempre mucho con sus trabajos a la vida de los mortales, enseñan a los leyentes con ejemplos de las cosas pasadas lo que los hombres han de desear y lo que deben de huir; porque leyendo las cosas que con varios trabajos y peligros los pasados, lejos de nosotros experimentaron, nosotros, sin trabajo y sin peligro, para utilidad y amonestación de nuestras vidas, leemos»

Relacionado con esta idea de la veracidad histórica, Las Casas menciona e incluso cita una lista de autores clásicos y cristianos para ejemplificar los buenos y los malos modelos de obras históricas cuyos motivos vemos aquí. «Marco Catón fué persuadido a escribir del origen de las naciones por defensión de la antigüedad de su Italia, para confundir la jactancia de los griegos, que descender de ellos los latinos afirmaban […]»

«[citando a Tulio en De oratoria] Sola la historia, representando las cosas acaecidas, abraza y contiene dentro de sí toda utilidad, porque a seguir lo honesto pone espuelas, abomina los vicios, los buenos ensalza, abate los malos, y finalmente, con la experiencia de las cosas que relata, muy mucho provecho trae para la vida virtuosa y recta»

«[citando a Fray Guillermo en Antigua Historia] «que ninguna cosa después de la gracia y de la ley de Dios viviente, más recta y válidamente instruye los hombres, que si sepan y tengan noticia de los hechos de los pasados»

«Dionisio Halicarnaseo púsose a escribir sus comentarios e historia de los romanos, aunque hombre griego, por causa de librar su griega nación del error en que estaban, estimando a los romanos por bárbaros, y el origen de los primeros pobladores de Roma haber sido gente vil y no libre, y porque no se despreciasen ser súbditos suyos, como lo eran, juntamente comunicando a sus griegos la noticia de las virtudes y hazañas romanas, los cuales defectos e ignorancia o errores por falta de fiel y copioso historiador, los griegos padecían»

«Por estas lo mismo Paulo Orosio, siete libros de historia compuso por exhortación de Sant Augustín, para tapar las bocas blasfemas de los gentiles romanos, que se quejaban diciendo que después que el imperio había la fe cristiana recibido y desechado los ídolos, había el imperio grandes infortunios padecido; en la cual historia, explicando casi todas las miserias y calamidades en el mundo acaecidas, muestra evidentemente haber sido en los tiempos de su idolatría todos más infelices, y haber gozado de más paz y menos angustias sostenido después de haber recibido y adorado a Cristo»

Hacia el final del prólogo Las Casas, considerando los defectos y errores de las historias de las Indias escritas por sus contemporáneos como Oviedo, destaca ocho justificaciones por escribir la verdad en su historia:
1. Para honor y gloria de Dios y manifestación de su justicia
2. Para la felicidad de todos los pueblos del Nuevo Mundo
3. Para defender el honor y la fama de los monarcas de Castilla
4. Para el bienestar de España a través de entender lo bueno y lo malo de las Indias
5. Para dar un relato de «muchas cosas antiguas de los principios que esta machina mundial fue descubierta»
6. Para librar su nación del gravísimo error de creer que los indígenas del Nuevo Mundo no son Hombres
7. Para dar una descripción verdadera de las virtudes y los pecados de los españoles en las Indias
8. Para señalar la multitud y grandeza de las buenas obras en las Indias para servir como modelo para las generaciones siguientes que vienen al Nuevo Mundo

Historia de las Indias: Introducción a la obra

La historia de Bartolomé de las Casas fue una de numerosas historias sobre los acontecimientos de la conquista del Nuevo Mundo y del encuentro entre los indígenas y los españoles. Aunque la Historia de las Indias nos relata muchos de los mismos hechos históricos que se encuentran en las historias contemporáneas a ella, como el Sumario de la natural historia de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, la obra lascasiana destaca entre la mayoría de estas historias por su intertextualidad, sus motivos y su propósito. Estos aspectos de la Historia ponen de relieve no solamente el gran conocimiento de Las Casas de los autores clásicos, sino también su vehemente espíritu reformador como testigo de los abusos de los españoles a los indios. Como producto de unas décadas de elaboración y revisión a partir de 1527, el tratado del clérigo nos ofrece una obra didáctica cuyos propósitos eran señalar la injusticia y la violencia respecto al tratamiento de los indígenas y defender los derechos de ellos como seres humanos capaces de la conversión y de la asimilación al sistema sociopolítico de los españoles en el Nuevo Mundo. A través de su uso de los textos clásicos, sus comentarios de las historias de las Indias y su propósito didáctico como obra que sirve para reformar el sistema sociopolítico en el Nuevo Mundo, la Historia es una de las aportaciones más profundas al humanismo trasatlántico.