30 octubre 2008

Historia de las Indias: Libro I Cap. CXLIV

Más descripciones del Paraíso se hallan en este capítulo cuando vemos más del empleo de los filósofos y teólogos. Además, se puede notar la presencia de la astrología para explicar la posible ubicación del Paraíso.

«No faltaron algunos otros que sintieron estar el terrenal Paraíso a la parte austral de Mediodía, pasados ambos trópicos, y para persuadirlo trajeron algunas razones no fuera de razón, y principalmente hacen esta razón, y es la misma que arriba, cap. 143, trujimos de Sancto Tomás: a la más noble parte de la tierra, como es el Paraíso terrenal, débensele, según toda orden y razón natural, la cual guarda siempre la divina Providencia, la más noble parte del cielo, pues la más noble parte de toda la redondez de la tierra es el Paraíso terrenal, como arriba se ha visto, y abajo, de aquí a poco, en el cuarto artículo, se verá; luego el Paraíso terrenal está situado y constituido en la parte del mundo austral»

«Que se le deba la más noble parte del cielo a la más noble parte de la tierra, pruébase lo primero por el Filósofo en el IV de los Físicos, que el lugar y lo que se ha de poner en él han de ser ambas a dos cosas proporcionadas: Locus et locatum debent proportionari. Lo segundo, se prueba porque la nobleza, bondad, fertilidad y felicidad de la tierra, no le viene a la tierra principalmente, ni procede sino de las nobles y felices influencias de las estrellas y aspecto favorable y benévolo del cielo […]»

«En las civiles o inanimadas o ayuntamientos naturales de las gentes, también lo habemos experimentado y cada día vemos las ciudades que son cabezas de los reinos, cuánto más excelentes edificios y fuerzas, cuánto más labores y adornos tienen, cuánto más privilegiadas y ennoblecidas y exentas de pechos, cargas y servicios y derechos suelen ser por los príncipes. Pues las civiles animadas, como entre los hombres, no es menester tardar en esto más, como veamos cuán más nobles y dignos son los que rigen, los magistrados, los príncipes, los reyes, no por más sino por ser cabezas de los pueblos; por manera, que en las cosas naturales y en las artificiales y en las civiles inanimadas y animadas, y, finalmente, en todas las cosas criadas, las cabezas son las más nobles, de más virtud y más dignas»

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